
Un nuevo Rally por la Libertad
Se aproxima un nuevo Rally por la Libertad, cuando ya hace un año de otra memorable movilización bajo esta misma convocatoria. En este año transcurrido han sucedido muchos acontecimientos, la situación ya no es la misma y nuestros análisis, interpretaciones y previsiones deben acompasarse a las nuevas circunstancias. Siempre enfrentados al autoritarismo globalizador, que además de su faceta sanitaria sigue desplegando su artillería ideológica destructiva en otros planos.
El próximo sábado 17 de setiembre a las 15 horas, en la Plaza de la Democracia (de la Bandera), en la zona de 3 cruces, Montevideo, se realizará un nuevo “Rally por la Libertad” en su versión uruguaya.
Esta vez, ante las diferentes alternativas de lugares para hacerlo, no hubo consenso en la comisión organizadora y se efectuó una consulta por internet para decidir.
Como cualquier metodología de toma de decisiones, esta manera tiene virtudes y defectos; aunque la ausencia de controles sobre quienes son los que votan, en un procedimiento virtual abierto como el utilizado, puede ser un punto flojo, la intención de democratizar la elección fue notoria y encomiable.
Los sitios propuestos surgieron de diferentes personas y espacios disidentes y me consta que hubo consultas previas sobre ideas del lugar más apropiado.
La grilla de posibles emplazamientos era variada: Villa Biarritz (de mañana), Parque Rodó, Costa de Oro (shopping), Rambla Kibon, Rambla Plaza Gomensoro, Plaza de la bandera (Tres Cruces).
Si no se presentaron otros lugares (un compañero luego de la votación comentó porque no estuvo Plaza Independencia), seguramente fue porque en las múltiples opiniones recogidas nadie llevó esa propuesta y no por ningún tipo de rechazo previo.
La opción que recibió más del 40% de los votos fue la Plaza de la bandera y no haremos consideraciones de sus ventajas o desventajas.
El lugar que yo voté fue penúltimo, tal vez era una propuesta demasiado “innovadora”. No fue a mi que se me ocurrió pero la consideré viable, porque pienso, al igual que otras compañeras que discutimos, que en esta etapa es necesario abrirse a difundir, discutir e intercambiar con la gente de fuera de la disidencia, que no solo son la mayoría de la sociedad, sino la real posibilidad de hacer crecer la resistencia cuantitativa y cualitativamente.
A su vez la propuesta de la Costa de Oro, donde compañeros del entorno cercano afirman que hay un gran movimiento de personas en torno al Shopping los sábados, también habría sido una buena opción. Además, aunque en la región metropolitana capitalina, no deja de ser fuera de Montevideo, atendiendo a las críticas que leí en varios comentarios de redes sociales, hacia el centralismo montevideano, una vez decidido el punto de concentración inicial del Rally de setiembre 2022.
Pero lo más destacado es que la movilización se continúa organizando y se va a efectuar una vez más en Uruguay, como en muchos otros países del mundo.
También se pudo leer algunos comentarios que , aunque marginales, cuestionan el origen, la intencionalidad y hasta la simbología de la movida internacional de los Rally por la Libertad. Si algunas preguntas o dudas pueden ser razonables, hay otras bastante fantasiosas y nadie en su buen juicio podría cuestionar que estas concentraciones y marchas ya tienen una cierta tradición “criolla” y han signado varios de los momentos de mayor convocatoria en las calles, por parte de la resistencia al autoritarismo plandémico en los momentos más duros de 2021.
Adiós masa crítica, hola minorías activas.
Siendo yo mismo uno de los que “teoricé” con cierto entusiasmo fruto de un contexto subjetivo, sobre el crecimiento hacia una masa crítica (ver por ejm. mi Columna del 10/9/2021, titulada “Momentos críticos” : https://nomasmentiras.uy/2021/09/10/momentos-criticos/), en el presente, transcurridos dos tercios del año 2022 no conservo ya aquel sentimiento.
A un año de la marcha más numerosa, el sábado 18/9/2021, precisamente de la Plaza de la bandera hasta el Parque Rodó, debo declarar mi percepción que no va a ser principalmente desde esta “disidencia”, de la cual formo parte, que se va a alcanzar ese punto de inflexión en la acumulación para la transformación social profunda.
De ninguna manera esta afirmación significa, ni teórica ni pragmáticamente, una renuncia al concepto de masa crítica para lograr cambios fundamentales. Es sencillamente una lectura realista de los acontecimientos cercanos en el pasado, tanto desde puntos de vista grupales como colectivos más amplios, sin dejar de incluir la conflictiva evolución de las relaciones humanas interpersonales en el seno de la disidencia.
Podemos suponer que esta situación actual ya estaba configurada y predeterminada en la melange (mezcla) ideológica y de intenciones e intereses subyacentes diversos e incluso en algunos aspectos contrapuestos, ya existentes en el segundo semestre de 2021, e incluso desde mucho antes, pero que se fueron explicitando y actuaron de manera suficientemente visibles en el transcurso de este año presente.
Como mi propósito ahora no es profundizar en estos análisis, que deberían identificar con claridad agrupaciones y personas que siguen activas, sino centrarme en la próxima movilización de intención ecuménica y unificadora, pospongo por un lapso ir más a fondo por este camino por el momento.
Sí quiero dejar en claro mi inquebrantable apoyo a las herramientas de movilización en la acción social (y política), entre las cuales están indudablemente actos, marchas y concentraciones presenciales.
Ayer, una vez conocido el lugar geográfico del Rally, los primeros intercambios comunicativos que tuve con compañeras en Uruguay, no tuvieron un carácter muy promisorio. Sus opiniones expresan serias dudas acerca de la capacidad de convocatoria actual y reconozco que tienen motivos suficientes para esas apreciaciones.
Sin embargo, un cambio de perspectiva de la mirada y del marco referencial, pueden trocar como en mi caso, ese pesimismo realista hacia sentimientos más matizados, adicionando una buena dosis de optimismo estratégico.
Debemos hacer el duelo por las masas anheladas en las proclamaciones un tanto ligeras, de estar acariciando condiciones “críticas”. Reconozcámonos como lo que evidentemente hemos construido y somos en este momento histórico: minorías activas con un rol importante a jugar y una potencialidad todavía por desplegar en su plenitud.
La (s) minoría (s) activa (s) actuando.
Durante la segunda mitad de agosto hubo dos movilizaciones de resistencia: el 20/8 en la Plaza Libertad de Montevideo y el 25/8 en Piedra Alta, Florida. No retrocedo más atrás deliberadamente, pues toda la gesta relativa al histórico fallo del juez Recarey en el mes de julio, sus repercusiones en Uruguay y allende fronteras y posterior revocación por un Tribunal de apelaciones, merece mucho más que unas líneas en esta columna.
También muy recientemente hubo otra movilización importante, autoconvocada respondiendo al pedido de ayuda de una madre, que también es una referente de la disidencia.
Las tres movilizaciones que describiré someramente, son diferentes entre sí, pero con un hilo disidente que las enlaza.
1) Un acto, sin precedentes anteriores, como lo fue el de la Plaza Libertad, organizado por una agrupación independiente de la disidencia, el grupo Resistiendo , convocado sin ninguna bandera partidaria.
2) La ya arraigada movida de protesta ante el acto oficial por la conmemoración de la independencia de Uruguay, en Florida. Esta concentración fue un importante hito el año pasado y este 25 de agosto fue liderada por el partido Identidad Soberana y su conductor el Dr. Gustavo Salle.
3) La concentración de apoyo a Martina y su mamá Fabiana, realizada en las afueras del sanatorio donde estaba internada la adolescente. Fue efectuada espontáneamente, luego del pedido de ayuda difundido por redes sociales y mediante comunicaciones interpersonales de gente afin a la convocatoria.
No soy quién para evaluar resultados, ni la proximidad temporal permite hacer análisis desapasionados, pero si puedo escribir algo visible y evidente: los que se movilizaron, algunos probablemente participando de más de una de las actividades, no fueron masas de miles de personas. Sumando los tres eventos tal vez podríamos contar, como presencias físicas reales, unos pocos cientos de participantes.
No obstante, cada una de estas, en el contexto de valoraciones correspondientes a sus particularidades, a mi modo de ver tuvieron resultados positivos y valiosos para el movimiento general de resistencia a la opresión globalista, tanto desde lo macro, como de lo micropolítico.
Porque si nos apoyamos en ciertas teorías sociológicas de cómo se gestan los cambios sociales, veremos que antes de hacerse masivos, primero son impulsados y promovidos por minorías activas que con sus fundamentos veraces y valentía hacia la acción, son las que hacen “mover” la historia de las sociedades humanas.
Así que, como preparación intelectual y afectiva para esta próxima movilización del Rally por la Libertad tengamos muy en cuenta esto: los cientos que concurran tendrán un papel activo y destacable en las batallas para preservar la humanidad y la libertad; ese aporte siempre va a ser importante y nunca poco.
2 comentarios en «Un nuevo Rally por la Libertad»
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Muy bueno todo el comentario, aporta y complementa lo escrito en la columna. Adhiero a que la caraterización disidencia es vaga y no tiene suficiente precisión; «grupos y personas no alineados con o críticos del discurso oficial global» como propone RB, sería mejor desde el punto de vista analítico. Pero también hay que considerar que usar la palabra disidencia no solo es más fácil y corto para escribir, sino que responde a una «autopercepción», que aunque no sea unánime, ya tiene hecho su camino en Uruguay. Yo en particular, preferiríamos que fueramos resistencia, pero dandole la razón al comentario, seguramente hay varias disidencias ante el globalismo y sus planes nefastos, como la plandemia y la agenda 2030. Por lo cual, la Resistencia en la que yo pienso, es una de esas disidencias con un compromiso, un deseo de movilizarse y activar distintas fuerzas sociales, que partiendo de la buena fe de las personas que la componen y el interés colectivo, se organiza, planifica y efectúa acciones de resistencia y hacia el cambio.
Bienvenida esta columna con una visión en perspectiva de algo que quizás pueda englobarse más genéricamente como «grupos y personas no alineados con o críticos del discurso oficial global».
Es necesario a esta altura hacer estas precisiones, puesto que dentro del denominativo «disidencia» existen múltiples «intra-disidencias», algunas enfrentadas a otras, que provocan ora un fanatismo cuasi religioso, ora presentan características de acendrado «personalismo».
NO comentaré acerca del fanatismo. Pero sí acerca del «personalismo», o sea de la «adhesión a una persona o a las ideas que ella representa». Pues bien, a pesar del lado oscuro del personalismo -que justamente han fomentado los mismos que nos tienen acorralados- considero que es muy decisivo y positivo el poder tener referentes, PERSONAS a las que dirigirse, apoyar y que con su accionar apoyen al resto de la ciudadanía.
Para ello es fundamental que la CONFIANZA depositada en la PERSONA no se vea defraudada ni menoscabada. Pues lo único que tiene un referente para ser tal es su honorabilidad, su capacidad de ofrecer su persona entera a los ciudadanos a los que pretende servir, su coherencia al apoyar los intereses auténticos de esa comunidad, su negativa a dejarse desviar por intereses espúreos.
Dicho esto, cabe preguntarse por qué les ha resultado tan sencillo des-agregar lo que en las primeras marchas y demostraciones parecía tan unívoco y cohesivo. Parecería que el hecho de que el ataque al ser humano haya sido y siga siendo tan brutal y CONCRETO, aunaría a todos aquellos que lo sufren y lo ven claramente. No imagino facciones ni fanatismos frente a una emergencia climática catastrófica – de hecho en el temporal del año 2005 se vio lo contrario, incluso presos que ayudaron a minimizar los daños de la catástrofe.
La República Oriental del Uruguay fue creada desde sus comienzos y por la mano de Lord Ponsomby como un laboratorio experimental social. Un «tapón» pequeño entre dos potencias, punto estratégico de entrada al corazón del continente, y también estratégicamente polarizado: Peñarol vs Nacional, Colorados vs Blancos, ciudad vs campo, y así siguiendo. Fuimos concebidos para existir divididos de manera que sea óptimo el funcionamiento del lema «divide y vencerás», que durante siglos ha empleado el imperio isleño.
Lo interesante es que esto sigue funcionando aún en el seno mismo de la llamada «disidencia». Y cuesta mucho, demasiado, creer que esto no fue planificado.
Creo que es la reflexión más justa y perentoria a la que nos abocamos, mucho más que la política partidaria que está invadiendo el discurso últimamente. De lo contrario, nos cocinaremos en el sartén cuyo mango sostienen … los de siempre.