
Apuntes covidianos
Un día leí en una red social una reflexión del compañero de la resistencia a la Plandemia Marco Tortarolo, le comenté que me pareció una muy buena reflexión y de allí surgió un diálogo. A su vez intercambiando opiniones e informaciones, me contó que tenía otros escritos breves acerca de estos tiempos. Aquí se presentan varios de estos pensamientos, de alguien que tiene una valiosa historia personal, como todos nosotros, y la pone en juego para ir analizando con su impronta vivencial distintos momentos de 2021 y primeros meses de 2022. Son "Apuntes Covidianos" que vale la pena compartir, para seguir pensando y buscando las mejores vias para actuar colectivamente. (LEV)
Que hay una enfermedad como hay muchas otras, terribles unas y otras no tanto, eso no
puedo negarlo.
Pero que los poderes del mundo, los que mandan, los que tienen la sartén por el mango,
que hasta ayer todos sabíamos que están ahí para cagarnos y resulta que ahora de
repente tenemos que aceptar que quieren lo mejor para nosotros, que velan por el bien de
la humanidad y quieren cuidarnos y curarnos y que seamos muy felices.
Esa si que no te la llevo. De esa llamame negacionista si querés, porque sigo convencido
de que los poderes del mundo están ahí para cagarnos, antes, durante y después del virus.
Me pregunto cuándo fue que nos volvimos tan pendejos.
(23/4/2021)
En la dictadura también hablaban de un enemigo espantoso que justificaba arrasar
libertades y derechos. El comunismo y la sedición eran la excusa del momento.
Con la diferencia de que en aquellos tiempos más o menos la mitad de la gente no les
creía. Ahora todo el mundo pide más represión. Se olvidaron.
(24/4/2021)
Hace un tiempo un toque de música podía ser algo trivial. Hoy es prácticamente resistencia.
Asistimos pasivamente bajo cautela sanitaria, a la destrucción de la cultura. Y qué carajo es
eso de «cultura»? Puede ser muchas cosas. Pero prefiero pensar que es un espacio donde
hacemos que la vida tenga sentido. No es el único, claro. Pero ahí se juega el nosotros, de
qué queremos que esté hecho ese concepto. Qué dolor me causa ver que personas lúcidas
y queridas adhieren al «quédate en casa, nos cuidamos entre todos» esas míseras muletillas
que apenas soslayan su signo neoliberal.
Hoy que tanta gente de buenos sentimientos recuerda y reclama por los desaparecidos,
parece que no vemos que la destrucción de los espacios de relaciones humanas, de
producción simbólica y afectiva, claramente es el preámbulo de las próximas matanzas.
(14/5/2021)
Nos venden siempre nos venden.
Con las afaps nos vendieron, con aratarirí casi nos venden.
Con la ley de riego, ya van a ver. Con upm nos regalaron. Con Katoen natie qué esperabas?
¿Desde cuándo nos venden?
Uh, la historia de Uruguay es la saga de su propia liquidación por fin de temporada
permanente y alguna gente que no quiere permitirlo, que resiste y lucha pero nunca es
suficiente, porque a la mayoría simplemente no le importa. Votan a unos, votan a otros, y
sueñan que de ahí vendrá la solución, justamente de los vendedores.
Y ahora con la política sanitaria, también nos venden. Se viene la vacunación de niñ@s.
Personalmente no voy a permitir que vacunen a mi hija.
Hay gente que acepta cualquier orden solo por que proviene de algún tipo de autoridad. Hay
otra gente, menos, mucha menos, que solo acepta órdenes que le resultan justas, que
tienen la validez de su propia razón.
Ojalá yo forme parte del segundo grupo. Eso espero.
No es aceptable que vacunen niñas y niños. Los argumentos para justificar este nuevo
paso, responden a la antigua idea mágica de sacrificar niños para salvar viejos. Nada puede
ser más malvado, desnaturalizado, aberrante.
Va a haber mucha manija, mucha propaganda, de que los niños también contagian, nos van a
contar en colores. Van a subir de nuevo los positivos y la culpa será de los no vacunados,
pero como los no vacunados adultos, somos duros y hemos decidido, van a ir por los hijos
de los sí vacunados, que ya aceptaron la lógica de la sumisión.
Habrá que plantarse y bancar.
(12/7/2021)
Se ve como que el ataque contra los derechos sociales del Neo neoliberalismo y el ataque
contra los derechos civiles de las políticas pandémicas fueran cosas distintas.
Alguna buena gente que crítica lo primero, justifica lo último, ya que se supone es por una
razón de salud pública.
Como que no se viera que las dos políticas vienen del mismo lado.
Como si los que deciden recortar más aún los mínimos derechos de los trabajadores, no
fueran los mismos que nos mandan las políticas pandémicas.
Sabemos que son unos hijos de puta traidores, pero en lo que respecta al covid, por alguna
razón, creemos que quieren lo mejor para nosotros.
(29/10/2021)
No deja de sorprenderme como las organizaciones sociales, sindicales y políticas «de
izquierda», no toman la avanzada farmacéutica, como lo que es: la última, más sofisticada y
agresiva, estrategia del capital. Esto es un perjuicio grande para todos, pero en especial
para esas mismas organizaciones a las que, no sin responsabilidad de sus dirigentes, El
Capital las neutralizó de la manera más eficaz. La realidad les va a rebasar una vez más.
(26/11/2021)
Entre 1974 y 1979, fuimos con mi madre a vivir a Buenos Aires. Mi padre estaba preso en
Uruguay, preso político.
Una noche volvíamos en ómnibus, de un cumpleaños o algo así. Atravesando una zona
suburbana, en un momento ví por la ventana el cuerpo desnudo de una mujer tirado al
costado de la ruta, entre los pastos de la banquina. Cuando llegamos a casa le conté a mi
madre lo que había visto, ella no me creyó o simuló no creer. Yo tenía 6 años, era Argentina,
1976. Ahora ya todos saben qué pasó, qué estaba pasando entonces. Pero en ese
momento la gran mayoría no sabía y no quería saber. Solo el niño vió el cadáver.
Ahora con la política sanitaria y las vacunas, tengo la misma sensación de estar viendo lo
que nadie ve, lo que nadie quiere ver.
Es mi obligación denunciar el fascismo sanitario, aunque tú no lo veas aún. Por suerte no
estoy sólo. Hay gente muy valiosa de la que aprendo todo el tiempo, gente valiente a la que
agradezco su lucidez, integridad y constancia.
(7/12/2021)
Hoy estuve en una movilización en defensa de la Seguridad Social. 150 personas a lo más.
Me quedé pensando:
el hecho de que no se pueda ver que traen en una mano la destrucción de los derechos
sociales, de los derechos jubilatorios, de la educación pública, y en la otra las políticas
sanitarias pandémicas:
el distanciamiento, el miedo al otro, la coacción vacunatoria, los permisos para inoculados,
y toda su incesante propaganda.
Y las dos son parte de la misma agenda.
Esa disociación, por decirle así, es el mayor triunfo ideológico del poder en la actualidad.
(10/12/2021)
Una vez un chino me dijo que el libro de los cambios, el I Ching, había que leerlo después
de los cincuenta años, porque recién a esa edad habrás visto suficientes cambios en la
vida. Yo era muy joven, no entendía. Ahora viendo todo lo que pasó y lo que pasa, capaz
que empiezo a entender.
Me pregunto dónde quedó aquello de «El miedo no es la forma», que clamabas con pasión.
¿Ahora sí el miedo es la forma?
O aquello otro tan empoderado de «Mi cuerpo, mi decisión». ¿Ya no sirve más? ¿Ahora «Mi
cuerpo, decisión del Estado», te parecería bien? Me refiero a la vacunación compulsiva,
chantajeada, extorsionada de todos los modos imaginables, aunque «no obligatoria» y su
consecuente «pase sanitario».
Hannah Arendt dice que el totalitarismo se vuelve invisible para quienes eligen aceptar la
normalidad fascista. Se vuelve simplemente «normal».
No entiendo por qué pensas que la situación actual es diferente a cuando nos opusimos a la
Ley de Riego o a UPM. Ahora es pfizer, y es una nueva forma de extractivismo, o sea, de
colonialismo.
La entrega de los dirigentes es la misma, funciona exactamente igual. Aunque en un nivel
más siniestro cuando están mandando meterle esas sustancias, que no son necesarias ni
seguras, a niños y niñas. Uno sólo que tenga un «efecto adverso» y ya está todo mal.
Ellos van a mentir y mentir sin límite, para justificar lo injustificable.
Mutis por el progre?
(12/1/2022)
En dos años de autoritarismo sanitario, de violencia institucional naturalizada,
de destrucción de los espacios de relación humana, de terrorismo y coacción mediática, de
chantaje médico, no he visto un solo gesto de denuncia o crítica, de parte de ninguna
organización política, sindical o social vinculada a la izquierda, progre o combativa, lo que
sea. Nada, ni una voz levantaron. Al contrario, cuando hablaron fue para pedir más control,
más rigor.
Pero si yo lo ví, desde abril 2020 ya empecé a oler al diablo, si yo que no soy muy listo, lo
ví, muchos de esos grupos, no digo los covidianos convencidos, los doble tapaboca, esos
no, muchos también lo vieron, lo sé, me consta, porque algunos hasta me lo decían. Pero
prefirieron callar, jugaban a «se obedece pero no se cumple «, pero calladitos. Prefirieron
callar porque se les iba a armar tremenda pelotera interna si abrían la boca.
(13/3/2021)
Si ves el colonialismo en UPM pero no lo ves en Pfizer, capaz tenés presbicia política. Se da
mucho en esta época. Debe ser un efecto adverso.Yo le compro los lentes a un óptico que
atiende con una mesita en 18 y Convención. Todo un profesional de la Visión.Cuando ve
que caen los perros de la IM, agarra la mesita consultorio y sale de vuelo.Lentes con
perspectiva de clase.Muy recomendable. Ni UPM ni Agenda 2030. Ni extractivismo ni
ecoglobalismo.Si mirás bien, verás que son lo mismo.
(17/3/2021)
Se dicen de izquierda y votaron la luc. Se dicen de izquierda y aceptaron sin chistar toda la
violencia institucional médica, las mentiras y mala praxis en el manejo de la falsa pandemia.
Se dicen de izquierda y solo se les ocurrió pedir más represión y autoritarismo. No se
atrevieron a criticar el fascismo sanitario ni el negociado de las vacuna$. «El miedo no es la
forma» decían, y apoyaron toda la manija basada en el miedo. Los niños no precisan
tapabocas. Los niños no precisan las vacuna$. Los niños no precisan miedo y represión.
(28/3/2022)
¿La memoria
de nuestros muertos
no merece verdad?
Les mintieron la enfermedad,
les mintieron el final,
Les robaron la vida
y la muerte.
Y sus deudos,
los que confiaron
en el sistema médico,
tienen ahí esas deudas
esperando calladas,
como un susurro
que pide verdad,
pero no quieren escuchar.
Parece que un susurro se acalla fácil subiendo el volumen del ruido exterior.
Pero siempre va a estar ahí, esperando.
Se dicen
«Los doctores saben
¿Qué sabemos nosotros?»
Pero saben que su amor se inyectó
y poco después murió.
Aunque todavía se nieguen a ver la relación.
Le pasó a mucha gente,
pero todavía se niegan a ver la relación. Porque duele.
Nadie quiere aceptar que fue engañado.
Sólo los locos se atreven
a decirlo en voz alta.
Los vivos
le deben a los muertos
su verdad última.
Que su final no sea
envuelto en engaños.
Hay silencios y silencios.
Unos son de paz,
otros de acallar.
Muy distintos.
Habrá paz cuando haya verdad.
(18/4/2022)
En cada momento las operaciones de exterminio son negadas o normalizadas por quienes
tienen intereses o afinidades mayores con quienes las cometen que con quienes las
padecen.
Siempre es así.
Se ven mucho después.
Se entienden mucho después.
En el momento, siempre la época encuentra una razón para justificarlas.
«Mirá Frutos, tus soldados matando amigos» dicen que dijo Vaimaca en la emboscada
traidora que le tendió Rivera.
Pfizer es Salsipuedes hoy.
El exterminio silencioso
Y todos fueron voluntariamente a su encuentro..
Sería bueno que pudieran conectar toda la trama del Capital tóxico: el dominio médico
farmacéutico de la vida, el extractivismo,
el saqueo del agua, el país barraca forestal, la destrucción de la educación pública,
el desguase de la Seguridad social, etcétera. Y la sumisión, la gran sumisión, eso que
llaman nueva normalidad.
(22/4/2021)
Me apena que hablen y se duelan del fascismo del siglo xx y no puedan ver el del siglo xxi.
En los 70’s era un niño y me cayó encima todo aquello. Hijo de preso político y exiliado con
mi madre a un exilio bien poco glamoroso, de penurias y vida nómada. Lo conozco de
primera mano. Y sin jamás ninguna compensación que ni pedimos. Así que puedo decir con
algún derecho, que quienes se esfuerzan en recordar y denunciar los crímenes e infamias
que aquel tiempo dejó sin justicia, ojalá fueran capaces de ver y conectar aquel momento
con este, y denunciar el totalitarismo sanitario, los crímenes de la industria farmacéutica, el
genocidio silencioso que se comete bajo la coartada covidiana. Si los dirigentes con los que
se identifican y comprometen, resultaron cómplices de esta nueva situación, mejor sería
decirlo, sería mejor mandarlos al carajo, dejar bien claro que no aceptamos esas tranzas
macabras. Ese sería el mejor homenaje que podríamos hacer hoy a los jóvenes sacrificados
de aquel tiempo.
Se ve el crimen pasado, pero el actual no quiere verse. Tendrán que pasar 40 años para
que la generación siguiente reclamé por los crímenes de hoy, lo que la generación actual
calla y no quiere ver.
(15/5/2021)